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Crónica del día
Nunca les había tocado esperar tanto tiempo a neskas y blusas para anudarse el pañuelo al cuello y calzarse las abarkas entre fiesta y fiesta. Cerca de tres años, uno de ellos bisiesto para poner un poquito más a prueba si cabe su paciencia, han tenido que aguardar por culpa del covid para tomar otra vez las calles de Vitoria. Y vaya si lo hicieron este lunes, a lo grande y con el vaso de las ganas -y lo que no son las ganas en vista del estado de más de uno- a rebosar tras el obligado parón. El primer Día del Blusa y la Neska en pandemia -porque las experiencias alternativas de los últimos veranos aseguran que no les habían llegado «ni para empezar»- resultó de récord. Casi 6.000 personas en las filas de las cuadrillas, el doble que en el lejano 2019, invadieron la ciudad en un multitudinario aperitivo de La Blanca que abarrotó los principales actos de la jornada. Desde la carrera de barricas, donde hubo codazos para seguir el recorrido de los toneles en primera fila, a los puestos de los ajos o los paseíllos. Incluso en las barras de los bares del centro, por no hablar de las cotizadas terrazas, costaba hacerse hueco. Aquí puedes la crónica completa de María Rego.
Sin desmerecer a ninguna cuadrilla, estos de Zintzarri llevan mucha marcha. Este mediodía de la fiesta de Santiago se llevaron los 'katxis' de la 'Herre' a la plaza de España. Y lo hicieron por el mejor motivo. Volver a premiar como se merecen a esos vitorianos que llevan el buen nombre de la ciudad a los lugares más distinguidos del mundo. Los homenajeados de este año eran de gran nivel. Nada menos que el farmacéutico Gorka Orive, el actor Gorka Aginagalde y el baloncestista Xabier Añua. Aquí puedes leer el reportaje de Jesús Nicolás.
Galería. Vitoria disfruta del Día de Santiago
Está claro que los blusas y neskas están hechos de otra pasta. Vaya aguante. Y ya no solo por la resistencia festiva que demuestran en esta jornada de Santiago, sino por su capacidad física. De ello han hecho gala durante las pruebas de herri kirolak celebradas en la plaza de Los Fueros. Desde sokatira, hasta la recogida de mazorcas. En mitad de un calor que agotaba incluso al público, se han remangado las camisas y se han desafiado por ver quién es el mejor. La palpable fiesta no les ha pasado factura y han regalado un espectáculo de nivel. Aquí puedes leer el reportaje de Jon Ander Goitia.
Entre quienes acuden a las ferias agroganaderas hay varios tipos de personas. El madrugador que llega con una lista cerrada y huye de las aglomeraciones; quien busca nervioso a un productor en particular; el que curiosea sin rumbo fijado, y la persona que disfruta del ambiente y espera hasta última hora para comprar y no ir cargado con una o varias bolsas. Todos fueron bienvenidos este lunes a los puestos que se instalaron en el campus de la UPV con motivo del Día del Blusa y la Neska, que se convirtió en un acto de reencuentro entre el campo y la ciudad tras dos años en blanco. Aquí puedes leer el reportaje de Ander Carazo.
Pocos alimentos naturales resisten el paso del tiempo como los ajos. La feria más ancestral y tradicional del Día de Santiago ha vuelto a abarrotar las calles de Vitoria desde primera hora de este lunes. Ni los dos años de ausencia ni el cambio de ubicación (en esta ocasión se celebró en Portal del Rey) han trastocado una de las actividades ligadas a la ciudad desde que ésta tiene memoria. Iñigo Crespo te cuenta cómo ha ido la feria esta mañana.
Terminan las vaquillas. Después del espectáculo de recortadores, juego del columpio y los pedestales incluido, los blusas estaban ansiosos de sentir la arena en las abarcas. Tras el aviso de la megafonía, la mayoría saltó la barrera y tomaron los callejones. Al principio, más precavidos, se rifaban los burladeros. Después, fueron cogiendo confianza y la fiesta, con cuatro becerras, se fue animando. Hubo quienes esperaron a las vaquillas tumbados en la puerta de toriles y más de uno, tras el revolcón tuvo que irse a casa con la camiseta o el pantalón rotos.
Menos fueron las neskas atrevidas. No obstante, no fue óbice para ver a algunas mujeres, una de ellas agitando una ikurriña como un capote. El punto menos lucido fue prácticamente a la salida de la primera vaca. Uno de los que saltaron al ruedo se enzarzó con ella agarrándola de la cornamenta. Así hasta dos veces de manera intencionada. Finalmente tuvo que ser desalojado por los mozos de la ganadería entre los silbidos y abucheos del público. Por lo demás, hubo muchos tropiezos cómicos y unas carreras limpias de las que los blusas pudieron marchar a seguir la fiesta si acaso con algún moratón.
La feria organizada por la Diputación de Álava busca ser «un espacio de encuentro y conexión» entre el mundo urbano y rural. «El primer sector trabaja para alimentar a la ciudadanía y con la guerra de Ucrania hemos comprobado que somos débiles en algunas cuestiones y tenemos por delante de construir una alimentación más cercana y autosuficiente», ha defendido el titular de Agricultura, Eduardo Aguinaco. Eneko Zubiaga trabaja en la explotación ganadera de su padre y hoy ha acudido a Vitoria para mostrar la «calidad» de sus anales. Él no lo hace a jornada completa en la granja, ya que tiene que combinarlo con un empleo en una fábrica. «Casi nadie vive del campo y a este paso, en veinte años sólo las granjas más grandes», afirma. Explica que la gente que se acerca pregunta de todo, desde cómo se llama una vaca hasta si puede tocarle los testículos al toro. «Hay gente para todo», dice entre risas.
Basatiak son los que más rápido la ruedan. Imbatibles, por quinto año consecutivo se proclaman ganadores de la Carrera de Barricas en categoría mixta. Karraxi vence en categoría femenina y Los Desiguales en la masculina. Sara López de Pariza te cuenta cómo ha transcurrido la prueba, que ha vuelto a concitar la atención de los vitorianos.
María Luisa Cantero y Roberto Santibáñez y Leire Diez y Rubén Ibáñez con los pequeños Oihan, Enara, Haizea y Amets. / Jesús Andrade
Luken está de aniversario. 40 años cumple esta cuadrilla y sus integrantes, como las familias Santibáñez Cantero e Ibáñez Díez, lo han comenzado ya a celebrar. «Tenemos nervios como si fuera el primer año que salimos», reconocen sobre el regreso festivo. En estos dos años de ausencia obligada por la pandemia han pasado «muchas cosas» y al grupo se han unido unos cuantos txikis nacidos en este tiempo. «Hay gente a la que solo ves en fiestas, tenemos ganas de reencontrarnos», destacan mientras siguen a la txaranga.
Jaione Gil, Raquel Taboada, Eneko Sagredo, Unai Trujillo e Iker Trujillo. / JESÚS ANDRADE
Para las 10.30 horas ya estaban estos amigos de Margolariak en una terraza con vistas a la plaza de los Fueros. «Nos hemos reservado para salir hoy, lo vamos a dar todo», aseguraban. Alguno de ellos, sin embargo, ya había probado la fiesta de madrugada y le faltaba la voz. «Y mañana nos toca trabajar, pero de tarde», apuntaba Jaione, que estrenaba calzado. Sólo Iker, el más joven del grupo, ha tenido que cambiar este año de traje tras pegar un buen estirón pero el resto no han tenido que tocar ni un milímetro de tela. «No hemos perdido la línea», reían.
Vídeo. JESÚS NICOLÁS
En este Día de Santiago, blusas y neskas han vuelto al ruedo tras los años de parón pandémico. Así, la arena del Iradier ha vuelto a rebosar con el anillo inferior bastante lleno. Con un amanecer un tanto atípico, en las gradas solo hay sombra y pocos abanicos. Con el techo del auditorio cerrado a cal y canto, han empezado a salir las vaquillas del corral de toriles. A porta gayola les esperaban tres de los cinco integrantes de la cuadrilla de mozos. Todas las vaquillas son de la ganadería Marques de Saka (Deba). Guipuzcoanas al igual que cuatro de los mozos, que han llegado a la capital alavesa de localidades como Zumarraga, Andoain o Tolosa.
Ya han pasado seis años desde que las corridas se fueron de Vitoria para no volver, pero este lunes estos recortadores de gran nivel han vuelto a hacer resonar con fuerza los oles de la grada. Han saltado por encima de las reses con piruetas y volteretas al aire rozando la cornamenta. Y alguno incluso ha tratado de imitar a los matadores más diestros capote en mano.
Irati Viñas, Jon Mercader, Aintzane Zunzunegi, Maitane Corres, Eider Hernández. / JESÚS ANDRADE
Enfundarse el traje de neskas y de blusa da «superpoderes» o eso es, al menos, lo que creen Irati Viñas, Jon Mercader, Aintzane Zunzunegi, Maitane Corres y Eider Hernández, veinteañeros con el escudo de Zoroak. «Estamos eufóricos, con muchos nervios», afirman a unos minutos de arrancar la carrera de barricas. Aún les quedan fuerzas a pesar de haber exprimido la noche previa al Día del Blusa y la Neska y se proponen disfrutar de la jornada «hasta que el cuerpo aguante».
Miles de vitorianos abarrotan Portal del Rey desde primera hora de la mañana para hacerse con las mejores ristras tres años después de que lo hicieran por última vez. Y es que los ajos resisten como nadie el paso del tiempo. Con permiso de quienes adelantaron la fiesta a la noche de la víspera, las largas y suculentas ristras han dado el pistoletazo de salida al más esperado Día de Santiago. Desde primera hora y durante toda la mañana, miles de vitorianos llenan la zona, en un trasiego constante y sin descanso. Los comerciantes han tomado la calle de principio a fin con una competencia feroz haciendo valer su precio y su calidad. Desde los 5 euros por 2 kilos a quien defiende que «¡más vale pagar un duro que después tener que tirarlos al cubo!».
El paso de las charangas interrumpe esos eslóganes que sólo se pronuncian en las ferias y mercados con mayor arraigo. Y el de los ajos, que se celebra desde que Vitoria tiene memoria, se lleva sin duda la palma. Cumplir con la tradición es la primera premisa de Santiago. Y más después de haberse saltado dos ediciones de La Blanca. «¡Estos duran todo el año!», gritan los vendedores. Al menos, hasta el próximo 25 de julio.
Las vacas limusinas son una de las atracciones de la feria. / A. C.
Hay muchas ganas de feria agroganadera en Vitoria. Antes de las diez de la mañana, la hora oficial para su inicio, muchos vitorianos ya se habían acercado al campus universitario. «Vengo a esto antes de que esto se llene de gente», comentaba Pedro. Todos los que se están acercando hasta el recinto ven de cerca a las vacas limusinas de la ganadería de Jorge Zubiaga en Artomaña (Amurrio). También hay pottokas, asnos de las Encartaciones, caballos de monte, vacas terreñas y pirenaicas, ovejas latxas, 'sasi ardis', cabras azpigorri y gallinas. Uno de los rincones más visitado fue la improvisada forja de la familia Brun, que lleva 250 años y siete generaciones trabajando el hierro. «Ama, ¿por qué lo meten en el fuego?», pregunta el pequeño Ian a su madre. Uno de los rincones más visitado fue la improvisada forja de la familia Brun, que lleva 250 años y siete generaciones trabajando el hierro. «Ama, ¿por qué lo meten en el fuego?», pregunta el pequeño Ian a su madre.
Representantes de las cuadrillas, en Santa Isabel. / RAFA GUTIÉRREZ
Tras las dianas, interpretadas por la Banda Municipal de Música a las 9.00 horas en la plaza de España, la atención se ha trasladado media hora después al cementerio de Santa Isabel. Allí, la Comisión de Blusas y Neskas, junto con la Cofradía de la Virgen Blanca, han realizado la tradicional ofrenda floral y el aurresku de honor en recuerdo de los fallecidos. Aquí puedes leer el reportaje de Jon Ander Goitia.